Sólo es un juego [Reto #1. B.W.]

Respondiendo al reto planteado por Moirenna, ahí va lo que ha salido. Me siento muy muy oxidada con respecto a este tipo de juegos, pero todo se andará =)  

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SÓLO ES UN JUEGO

No se puede mover.

Ni siquiera podría hacerlo si sus miembros le respondieran. La neblina que copa su mente y sus sentidos es espesa. Lucha contra ella, pero se siente débil y cae de nuevo. Un goteo incesante se cuela a través de sus tímpanos, lejano, martilleando su cerebro abotargado. Su piel… su piel recorrida por decenas de… No quiere pensarlo.

Vuelve a sumergirse en la oscuridad.

Hay alguien más. Escucha su respiración y oculta que está despierto. Pero lo sabe. Murmulla con un sonido metálico y rítmico que se deforma en sus oídos. Lo siente. Percibe el dolor físico aunque sordo; sabe que es fuerte, tiene que serlo. Espera que restalle otra vez en algún lugar de su cuerpo y que su piel sea recorrida de nuevo por esas… minúsculas… gotas, que resbalan y erizan.

La inconsciencia trata de hacerse con él de nuevo, pero se resiste. Tiene que estar preparado. Oh, sí. No habrá nada si está inconsciente. Es tan testarudo que lo consigue. Se mantiene despierto. Una sonrisa se esboza en sus labios.

No, en los suyos.

Está en una camilla, estirado. Atado, amordazado, cegado. No hay luz fuera, de todos modos. Nada que ver, nada que escuchar, nada que tocar. Sólo sentir.

Ahí. Sobre su cadera desnuda. Un objeto punzante que se desliza con la presión justa, casi quirúrguca, cortando piel y más allá. El dolor se dispara, lo siente en cada poro, en su propia mano. Con parsimonia más gotas se arrastran sobre su piel. Quiere gritar pero es incapaz. Ya no tiene voz. Dejó de tenerla casi al principio.

No sabe cuánto lleva ahí. Su razón está lamiendo la fina línea que separa locura de cordura. Quiere forzarla, estirar los límites. Probar. Jugar.

Su dolor es su placer.

El sonido mecánico le crispa los nervios. Es rítmico, de dientes metálicos y punzantes, de filo cortante. Tensa sus sentidos hasta rozar la rotura, pero es capaz todavía de dilucidar. El reconocimiento le invade, primero en sutiles oleadas que van alarmando, despuntillando cada terminación; luego todo explota y el terror lo invade cada rincón de la estancia. El sonido rítmico de la sierra mecánica sigue sonando como antes, pero ya no se oye. Todo queda sepultado por el horror que surge en regias bocanadas y que inunda ese pequeño mundo contenido entre cuatro paredes.

Respira hondo el aire impregnado mientras deja que la emoción se pasee por su cuerpo, que estimule sus sentidos. Su terror. Su placer. Su dolor. Su placer. Empuña la sierra al tiempo que tararea una canción desconocida que debería, quizá, sentarse a componer. Ha roto todos los compases, no existe el tiempo. Vuelve a aspirar el sonido del terror.  La sangre ya ha empezado a caer, desparramándose en un cuadro abstracto pintado en el suelo. La pisa descalzo, pintando. La mesa tiembla espasmódicamente y quiere calmar ese espanto. Sin embargo, sabe que si lo hace se detendrá todo y su vida carecerá de sentido.

Así que escucha la música oscura, siente la emoción densa, pinta de rojo con los pies descalzos. Empuña la herramienta definitiva con poder. Sólo un segundo antes se permite el último alarde de cordura.

«Tranquilo. Sólo es un juego.»